Milenio

Pocos elencos se han mostrado tan emocionados de estrenar una ópera como el latinoamericano de la producción de Florencia en el Amazonas en la Metropolitan Opera House de Nueva York, encabezado por la soprano Ailyn Pérez, en el rol protagónico de la obra del compositor mexicano Daniel Catán.

“Si en México no chillan con Florencia en el Amazonas, no sé. Yo chillé en el estreno, chillé, es que hay palabras en español que jamás volveré a cantar en otras óperas”, exclamó la soprano nacida en Chicago, de padres jaliscienses que se conocieron en esa urbe y cuya historia de amor ligó a esta ópera.

“El estreno fue una felicidad, fenomenal; en pocas palabras: fue una liberación total de los sentimientos, de una felicidad fenomenal y ahora se está trabajando con más detalle, más preciso”, agregó la soprano que anticipó cómo se verá la ópera de Catán en su transmisión para todo el mundo.

Ailyn Pérez, acompañada por la soprano de padres nicaragüenses Gabriella Reyes, el escenógrafo cubano-argentino Riccardo Hernández y Andrea Puente-Catán, viuda del compositor, sostuvo que Florencia en el Amazonas es un homenaje a América y reinvidicó la partitura y el libreto como únicos.

Florencia no es Puccini, no es Strauss; es Daniel Catán y Marcela Fuentes-Berain”, expresó la artista.

Los artistas ofrecieron una conferencia de prensa vía Zoom después del histórico estreno el pasado 16 de noviembre en la MetOpera, y en vísperas de la función del sábado 9 de diciembre, que será transmitida en vivo a 70 países, entre ellos México, donde podrá verse en la pantalla gigante del Auditorio Nacional, a las 12:00 horas, que replicará la transmisión a otras cuatro ciudades de los estados.

Puente-Catán subrayó la colaboración con escritores que tuvo su esposo, fallecido el 9 de abril de 2011, al referirse al libreto de Fuentes-Berain inspirado en el universo mágico de Gabriel García Márquez.

“Una de mis metas era cumplir el sueño de llevar Florencia en el Amazonas a la MetOpera, para que todo mundo pudiera conocer la música de Daniel Catán y su misión, que era la ópera en español, instituir este nuevo camino de la ópera en español en los siglos XX y XXI”, expuso Puente-Catán.

“Hace años mandé las partituras a Ailyn para que viera estas grandes arias que tiene y se entusiasmara con ellas. Ha sido el trabajo de muchos años y de una continuidad de un compositor latinoamericano que escribe óperas en español inspirándose en la literatura latinoamericana y en grandes figuras.

“En Florencia es el caso García Márquez; Octavio Paz, en La hija de Rappacini; Eliseo Alberto y Francisco Hinojosa, en Salsipuedes; Antonio Skármeta con poesía de Pablo Neruda, en Il Postino. Puedes ver un arco de cómo este compositor escoge a estos grandes escritores. Su última ópera fue Meet John Doe, basada en la película homónima de Frank Capra”, agregó la compañera del compositor.

Sobre su experiencia al hacer historia en el escenario neoyorquino, que acoge por primera vez en su historia una ópera mexicana y apenas la tercera en español desde que se fundó esa casa en 1884, Ailyn Pérez, Gabriella Reyes, Riccardo Hernández y Andrea Puente-Catán compartieron sus emociones.

“Algo pasó muy especial. Hubo un grito antes de la primera batuta: ‘¡Viva la ópera en español!’. Y esa frase fue muy aplaudida, eso me lo dijeron mis papis que estaban presentes en esa función del estreno el 16 de noviembre. Fue un calor que liberó a todo el público y también fue una experiencia para el público que se cayó ese telón para el público entre uno y otro, fue la liberación de poder reírse expresarse, aplaudir, sentirse en casa, que no pasa con otras óperas, como Tosca”, dijo Ailyn Pérez.

“Se siente hasta un momento más feliz, en la ópera son tragedias o romances con tragedias, entonces este final, esta historia, tuvo otro camino, otro paisaje, aún no puedo describir lo fuerte, lo fluorescente, lo radiante que es, la iluminación de las luces, los colores, los bailarines… Fue espectacular”, agregó.

Puente-Catán coincidió que ese estreno memorable fue una liberación, en cuanto a que celebró al idioma español en la historia de la ópera y al conjunto de la cultura latinoamericana en Estados Unidos.

“De pronto me pregunté: ‘¿De veras está pasando esto?, ¿no estaré en una realidad alternativa?’. Tiene que ver con el habernos reconocido a nosotros por medio del lenguaje, los sonidos, los colores, los animales de la selva, de donde venimos. Es reconocerte y estar en el lugar donde tienes que estar”, dijo.

Gabriella Reyes destacó que incluso el personal de origen latinoamericano en el teatro de la MetOpera sintió que Florencia en el Amazonas era muy diferente a otras óperas y encontró en ella una identidad; además de que todos el elenco y staff se daban cuenta del momento histórico que estaba ocurriendo ahí.

Por su parte, Riccardo Hernández destacó un detalle que ilustra la experiencia de la primera ópera mexicana en la Metropolitan Opera de Nueva York: por iniciativa de Ailyn Pérez y Gabriella Reyes, se tomó una foto en el escenario todo el elenco y los trabajadores de la institución de origen latinoamericano, portando todas las banderas de los países en los que se habla español del América.

“De inmediato vi la bandera cubana y corrí a la foto y me abracé a ella”, refirió el escenógrafo, encargado de reproducir el universo mágico, nada realista, del colombiano Gabriel García Márquez.