“Pérez supo contrastar la fragilidad vocal del personaje, su delicada adolescencia y fortaleza de convicción en un amor que en realidad es un espejismo y del que ella se nutre, se fortalece y finalmente se suicida. Ailyn se encuentra en un momento vocal óptimo, donde su voz de lírica, con un color adecuado, sedoso y de agudos estilizados, se alternan con un centro seguro y valientes ataques al canto más spinto en una evolución vocal que borda con una sabiduría interpretativa encantadora.
Tímida y evanescente en su maravillosa entrada, coronada con el sobreagudo que muchas no hacen, en un fuera de escena teatral y emocionante. Delicada y controlando el in crescendo vocal en el trascendental duo con Pinkerton, convicente y arrolladora en Un bel dí, y finalmente vencida y culminante en Tu?, tu?, tu?, con agudos seguros, emisión limpia y un fraseo siempre a flor de labio.
En resumen, Ailyn Pérez no solo tiene el papel de Butterfly en voz, sentimiento y estilo, sino que además sus movimientos, la mesura de su expresión, tanto canora como gestual, y su físico, se adecuan por completo al personaje y consigue el más difícil todavía, ser Madama Butterfly desde el principio al fin. Una hermosura de interpretación de las que no se olvidan.”
“Pero para aristas dramáticas, las que Ailyn Pérez definió para su Butterfly, tan delicada como poderosa, de fraseo teatral y cargado de pequeños portamentos que dotaban a su canto de acentos y expresividad, a lo que unió un eficaz juego de dinámicas en momentos clave. Tras su reciente triunfo con este mismo papel en el Teatro Real de Madrid, además supo dibujar con claridad la evolución que vive el personaje, de niña a mujer: su segundo acto fue pura pasión pucciniana, con carácter y sutiles golpes de glotis..”
Ópera Actual
“Per la prima volta Ailyn Pérez mi ha convinto appieno in un ruolo del grande repertorio. I suoi punti di forza sono una voce da lirico… bene proiettata, tecnicamente a posto, un bel colore soprattutto al centro e negli acuti, bei suoni filati (uno per tutti il difficilissimo finale della Ninna nanna nell’atto terzo) e anche la capacità di affrontare con successo i momenti più drammatici quali “Che tua madre” – molto commovente – o “Tu, tu piccolo Iddio”, per non parlare dell’esplosione di Cio-Cio-San quando arriva la nave di quel diavolo d’un Pinkerton. L’unica ovazione durante lo spettacolo è stata naturalmente per lei, dopo “Un bel dì vedremo” di cui ha offerto una versione davvero buona. Anche l’aspetto attoriale risultava azzeccato con movimenti delicati ma decisi (la famosa “farfalla” di questo allestimento spoglio nelle scene, ma con costumi e luci pregevoli, veniva resa ottimamente).”
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