Una de las etapas más duras en la vida ed Ailyn Pérez, fue cuando en su secundaria se sentía rechazada por su ascendencia mexicana. “Si uno habla[ba] español en la escuela [era] un tema no solo para discriminar, [también] pensaban que uno no tenía la capacidad como estudiante”, recuerda la soprano nacida en Chicago, quien confiesa que era un joven muy tímida. “No era suficiente que yo hablara inglés, porque hasta mi comida era diferente; por ejemplo, hoy aquí hay avocado toast, pero en aquel momento en mi sándwich tenía jalapeño, aguacate, lechuga y nadie quería sentarse cerca de mí y yo no lo entendía”.
¿Quién la rescató de aquella pesadilla? “Fue la música. Cuando empecé a tocar la flauta, el violonchelo, cuando estuve en la banda, no hubo esfuerzo e hice amistades. No había un lenguaje”, rememora complacida la artista de 43 años, que en ese momento dejó al descubierto su agudeza musical. “Fue ahí en donde mi tía se dio cuenta de que tenía talento y no era cantando con mariachi, ni cantando música pop y no fue cantando en español”.
De hecho, fue gracias a su maestro de música que hablaba español, que Pérez sintió afinidad por la ópera. “Cuando escuchaba la ópera la sentía. Hay personas que pueden leer y cantar lo que hay en la página, pero hay personas que pueden sentir lo más profundo, la vibración de la palabra, el miedo, la felicidad. Es un tipo de lenguaje”, explica la cantante que se graduó de la Academia de Artes Vocales de Filadelfia y de la Universidad de Indiana. “Ahora estoy cantando en sitios tan prestigiosos y eso no estaba en mi ilusión.
¡Vaya que lo ha hecho! Pérez ha conquistado al mundo con su voz al protagonizar óperas como entre otras: La traviata, Manon de Massenet, La bohème, Roméo et Juliette, Le nozze di Figaro y Faust. “Hasta hoy, no lo pienso mucho porque me emociono, me pregunto: ¿Cómo he logrado tanto?”, dice la otrora participante de Operalia, quien desea ver a más compatriotas en ese nivel. “Hay que tener más presencia de los hispanos. Que nos den más oportunidad”.
Así como busca un lugar para los latinos, Pérez también levanta su voz por las mujeres con su papel de Blanche de la Force en la ópera Diálogos de Carmelitas (Dialogues des Carmélites). “Todavía vemos una violencia contra las mujeres que uno dice: ¿De dónde tenemos el ombligo? ¿Cómo es que tenemos el ombligo para maltratar a las mujeres que nos dieron vida?, dice la soprano que busca transmitir ese sentir a través de su papel en esta ópera escrita por Francis Poulenc. “En cada cultura se vive esto y Estados Unidos no es la excepción”.
El drama que cuenta la historia de las monjas Carmelitas que fueron mártires durante la Revolución Francesa y fueron degolladas por defender su fe, es parte del repertorio de The Metropolitan Opera que se presenta esta noche y el próximo sábado en el Lincoln Center, de la ciudad de Nueva York. “Es un drama muy intenso. Es un evento espectacular”, asegura la artista. “Es como pensar en todos los superhéroes de Marvel juntos, es como ver a todas las actrices más importantes de mundo juntas en escena. Es mejor que un Ocean’s 8“.
De la Diálogos… y su historia Pérez habló en exclusiva con People en Español.
¿Cómo viviste tu infancia en Chicago?
Yo nací en Chicago. Mis padres se conocieron en un pueblo de Guadalajara en un tiempo en donde hubo muchas revoluciones, por eso mi mamá no regresó a México cumplir sus estudios. Fui criada en un ambiente latino, los fines de semana pasaba cerca de mis abuelos, mis primos y es donde me sentía más Ailyn.
Si uno habla español en la escuela [era] un tema no solo para discriminar [también] pensaban que uno no tenía la capacidad como estudiante. La escuela en donde iba por fortuna tenía clases de idiomas, teatro, oportunidades de hacer música. Yo soy muy tímida, parezco que soy muy fuerte y tengo confianza en la música, pero para tener amigos fue muy difícil.
No era suficiente que yo hablara inglés, porque hasta mi comida era diferente; por ejemplo, hoy aquí hay avocado toast, pero en aquel momento en mi sándwich tenía jalapeño, aguacate, lechuga nadie quería sentarse cerca de mí y yo no lo entendía.
Por eso siempre estuve tratando de tener amigos y fue la música [que me ayudó]. Cuando empecé a tocar la flauta, el violonchelo, cuando estuve en la banda, no hubo esfuerzo y estuve haciendo amistades, estuve con más de 100 estudiantes, unos más grandes otros más chicos. Fue superimpresionante, me sentí feliz. No había un lenguaje. Cuando tenía como 16 años, fue ahí en donde mi tía se dio cuenta de que tenía talento y no era cantando con mariachi, ni cantando música pop y no fue cantando en español. Nunca pensé que iba a poder hacer carrera en la música.
¿Nunca pensaste en tu éxito?
Ahora estoy cantando en sitios tan prestigiosos y eso no estaba en mi ilusión. Hasta hoy, no lo pienso mucho porque me emociono, me pregunto: ¿Cómo he logrado tanto?
¿Siempre te gustó la ópera?
La ópera no fue mi primera decisión, no tenía idea. Fue hasta que mi maestro de canto que habla[ba] español vio que tenía el talento. Cuando escuchaba la ópera la sentía. Hay personas que pueden leer y cantar lo que hay en la página, pero hay personas que pueden sentir lo más profundo la vibración de la palabra: el miedo, la felicidad. Es un tipo de lenguaje.
¿Qué podemos esperar de la ópera Diálogos…?
Pienso que muchos hispanos han conocido a las monjas de las Carmelitas porque mi mamá me contaba de las monjas. Lo que sucedió es que [16] monjas fueron guillotinadas [en Francia] por caminar en su fe. Fue un horror. Es importante porque todavía vemos una violencia contra las mujeres que uno dice: ¿De dónde tenemos el ombligo? ¿Cómo es que tenemos el ombligo para maltratar a las mujeres que nos dieron vida? En cada cultura se vive esto y Estados Unidos no es la excepción.
Esta obra son conversaciones de las monjas Carmelitas. Es un drama muy intenso. Es un evento espectacular, es como pensar en ver a superhéroes de Marvel juntos. Esta opera es como ver a todas las actrices más importantes de mundo juntas en escena. Es mejor que un Ocean’s 8. Hay momentos de luz y de bromas [también].
¿Cuál es tu personaje?
Mi personaje no existe, es inventado, pero se adapta la historia de las [mártires]. Solo una monja en la realidad no fue guillotinada. Mi personaje es de una mujer que fue criada por su padre porque su madre murió cuando ella nació. Yo existo para preguntar a los personajes qué piensan de la muerte. Mi personaje es Blanche de la Force, y yo entro al convento como refugio porque tengo miedo al mundo. No quiero existir. Y me refugio con las Carmelitas. Ella piensa que es la más débil, pero es la más fuerte.